martes, 21 de abril de 2009

EXPULSIÒN DE LOS JESUÌTAS

Los BORBONES de España en Abril de 1776, decretan la expulsión de los Jesuítas de todo sus dominios, la disposición llegó al Perú entre agosto y setiembre de ese año, cuando oficiaba de Virrey don Manuel Amat, éste aplicó con mucho celo y rapidez, la obra de embargo y expulsión de la congregación con destino a Europa. Después de la expulsión de los Jesuítas, del valle de' Torobamba, las propiedades de éstos quedaron en poder del Virrey y luego pasó a una Junta Administradora. Una vez expulsados los Jesuítas en 1767, las propiedades del complejo Ninabamba, pasan a ser administrados por una junta transitoria de administración, organismo creado por el gobierno virreynal español. A los 7 años de expulsión de los Jesuítas la hacienda o complejo de Ninabamba, entra en crisis y durante este período. asume su administración, don Raymundo de Necochea, contra quien Pablo Challco se levanta en Chungui y Anco. Este organismo vende el complejo a don Francisco Gómez Carrasco por la suma 41,989 pesetas, español de mucha influencia política y de poder económico, quien manejó esta propiedad, y luego sus descendientes hasta fines del siglo XVIII (1700), pero antes vende parte de Uras a los antecesores de don I José Guillen. A inicios del siglo pasado (1800) encontramos como propietario a José Carrasco, hijo de Francisco Gómez Carrasco en Ninabamba y en Condoray a su hermana María Josefa quien cumplió funciones públicas en la ciudad de Huamanga, esposo de Juana Eizaguirre, dama también influyente y de poder económico en la provincia de Huamanga y con otras propiedades.

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