sábado, 11 de julio de 2009

MAYUN MARKA Y JUAN SANTOS ATAWALLPA

Juan santos atawallpa junto a los curas en mayunmarka

Los últimos focos de resistencia nacional anticolonial siguieron existiendo en las naciones amazónicas, ahí están los ejemplos de 1749 con Juan Santos Atahuallpa, en Chanchamayo, luchando por la soberanía de sus pueblos y en defensa de sus vidas contra el sistema colonial hispano; también está la lucha del último bastión militar incaico de Mayonmarca (Chungui) que en 1750, 56 y 58, respectivamente, fueron barridos de la geografía humana por las huestes criminales del coronel Nicolás de Boza y Solís y del comisario de caballería Cayetano Ruiz de Ochoa, corregidor de Huamanga, quienes “batieron y escarmentaron”, no dejando piedra sobre piedra de esta población selvática, no permitiendo crecer una hierba de vida en este pueblo allanado a razón de la rebeldía de “aquellos Indios que llaman chunchos que se han propagado en las montañas... sino que también van suavizándose y atrayendo poco á poco los salvajes de la otra banda... para recibir mejor algún día la doctrina del evangelio y leyes del Estado” (palabras de Martín de Muxica, 1814).
Más tarde, los mismos genocidas hispanos arriba nombrados, quisieron reconstruir el pueblo arrasado de Mayunmarka (Chungui) con el nombre de “La Memoriada” (en quechua: “yuyanapaq”, “para la memoria”, ¿ esta será una “coincidencia” casual o un desenterramiento del ayer colonial para ponerle el nombre a un proyectado “museo de la memoria” en la presente neoliberalidad?); pero dice la leyenda de de Chungui (provincia de La Mar, departamento de Ayacucho) que cuando los mestizos fueron a reconstruir Mayonmarca los tigres, los pumas y los linces los atacaron (“aparecieron el Apu Achachi Otorongo, el Apu Puma y el Cápac Usqu nombres totémicos de los capitanes nativos (matsiguengas)– para devorarlos por siempre jamás), nuevamente despoblándolo; otro tanto, tiempo más adelante, cuando fueron los metizos a levantar Mayonmarca, asimismo, los enormes rayos, las avalanchas y las galgas los sepultaron para siempre (“apareció el Apu Qapcha, el Nina Lluqlla y el Cápac Puchka que los enterró sin remedio”), por eso hasta ahora los mismos nativos no quisieron reconstruir en memoria a la tierra arrasada por los genocidas coloniales. Durante la gestión de la naciente República peruana la amazonía fue declarada como territorio de “colonización”, tierras de nadie, tierras a ganar por quien imponga su dinero y sus bravatas a los hostiles salvajes. Es decir, es la misma metodología y la misma política de la colonia: tierra arrasada, indígenas masacrados como infieles a la doctrina cristiana para imprimirles la ley civilizada. Los dos puntos de vista, los dos conflictos desde hace siglos tiene larga historia: invasiones a las tierras de los nativos(matsiguenga) amazónicos por los facinerosos en tiempos del caucho; en la época de Manuel Prado, con el comercio de la madera; en tiempos de Odría y Pérez Godoy con la “Ley de la Selva”; en el gobierno de Belaúnde con la llamada “carretera marginal de la selva” que no respetaba propiedades de los nativos “por donde pasaba el camino y el ingeniero allí no quedaba nada en pie”, obligándolos a los nativos a internarse hacia la selva virgen; en la época de Velasco Alvarado, mediante el engaño del SINAMOS (Sistema Nacional de Movilización Social) se introdujeron los sicarios militares– narcotraficantes para arrebatar sus tierras a las comunidades nativas; pero hoy en día se fanfarroneó con lo siguiente: “Este es un caso que se encuentra en todo el Perú.


OTROS LEVANTAMIENTOS INDIGENAS


En La Mar (Ayacucho) en 1895 hay una sublevación indígena contra el cura y el juez de primera instancia: 100 campesinos - algunos de ellos armados- rodean desde las alturas al pueblo de San Miguel, amedrentando a las autoridades con galgas, hondas y algunos disparos dé fusil. El orden se restableció con el envío dé una fuerte dotación policial
[7].
La Mar (Ayacucho) 1923. Este gran movimiento producido en Ayacucho (descrito en el prólogo) se llevó a cabo fundamentalmente contra la familia Añaños que durante decenios detentaron el poder: hacendados, autoridades y diputados.
Se desarrolló una lucha cruenta y desigual entre campesinos pobres y terratenientes y gamonalillos defendidos por el Estado. La violencia reaccionaria barrió con el movimiento

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