martes, 14 de julio de 2009

LOS SIETE RETABLOS DE CHUNGUI LA MAR
(kaypim chay pusaq chunka watapi chungui llaqtapi wañuykunamanta qawasunchik)

Los retablos se abren como libros, como páginas que revelan los horrores que vivió el poblador andino entre dos fuegos, el de Sendero y el de las Fuerzas Armadas.
Torturas, violaciones y asesinatos que, sin duda, han herido para siempre la memoria de nuestro país.

No es imaginación. Es sobre todo memoria. Pero memoria herida. El antropólogo y retablista ayacuchano Edilberto Jiménez ha recogido, como un verdadero cronista, en siete retablos, la violencia que vivió los Andes peruanos en los años 80. En ellos ilustra cómo, por un lado, Sendero Luminoso, en olor a pólvora, y la fuerza represiva, con harta bala, sembraron el horror y la muerte en Chungui, remoto pueblo de la zona llamada Oreja de Perro, en Ayacucho.
Memoria viva
Los retablos son la memoria viva de esposas que no encontraron con vida a sus esposos (si es que los encontraron), de madres que aún lloran a sus hijos, de hijos que perdieron a sus padres y de hermanos que perdieron a sus hermanos. Memoria del abuso, de la tortura y el ultraje, del horror, como el de los senderistas, según testimonios que recoge Edilberto, que aniquilaban a los bebés de las campesinas para evitar que el llanto de los pequeños delate sus escondites cuando llegaban los soldados. O que los militares enterraran vivas a familias completas en las fosas que ellas mismas eran obligadas a cavar.
Edilberto Jiménez, que fue miembro de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), zona sur, e integró el equipo de investigaciones de la Comisión de Derechos Humanos que recorrió, libreta y grabadora en mano, los diversos pueblos de la Oreja de Perro. No le bastó como ayacuchano haber sobrevivido a la violencia, conocerla de cerca, haberle mirado el rostro, sino también investigarla de primera fuente: las víctimas.
“Conviví con la violencia, lo que me ha permitido conocer de cerca la marginación, la humillación, la tortura y la muerte de campesinos. Las calles de Huamanga siempre eran testigos de cuántos muertos se encaminaban al cementerio. Pero también cómo los carros del Ejército y Policía retornaban del campo con sus presos unos sobre otros, como si fueran costales de papa”, afirma el retablista.
Años después, cuando llegó la paz, que era más de cementerio, Edilberto realizó varios viajes de largas temporadas a Oreja de Perro. Uno de los pueblos que más lo conmovió fue Chungui, en La Mar. Allí el dolor de la guerra seguía siendo un aullido y lo graficó en Chungui: violencia y trazos de memoria, una bitácora de su viaje con dibujos y crudos testimonios de las víctimas y que ahora los ha llevado a la caja de sus retablos.
Viaje a Chungui
El viaje a Chungui fue en 1996, y fue un verdadero calvario. Años después volvió con la CVR. Edilberto recorrió días enteros entre riscos y parajes para llegar a los remotos pueblos donde se ensañaron la violencia, el abuso, la tortura y la muerte.
Por eso, porque tiene la memoria herida, se planteó, muchos después de trazar los dibujos, hacer retablos de todo lo que había visto y contado. “La intención –dice Edilberto Jiménez– es que tengan un mensaje y que se conozcan esas realidades. Que los retablos sirvan para sensibilizar y con ello aprender a valorar la vida humana y encaminarnos hacia el desarrollo”.
Son siete los retablos con que el artista nos aproxima a Chungui. Si el retablo tradicional, el San Marcos, servía para prenderle una vela y encomendar al santo los viajeros o preguntarle en qué cerros está el ganado, los retablos de Edilberto invitan acaso a preguntarse “dónde están” los desaparecidos, los esposos, las madres y los hijos y los hijos de sus hijos. Siete retablos que nos dicen, sin metáforas ni eufemismos, cómo fue la guerra. En las tapas de los retablos, en donde antes se solía pintar flores y otros adornos, Edilberto transcribe los testimonios recogidos de modo que el retablo se ha convertido en una suerte de libro para conocer esa historia.
Crónica de guerra
Con siete escenas de crudo realismo, Edilberto Jiménez grafica los testimonios que recogió en Chungui.

Retablo 1. Cuántas almas habrá en Chuschihuaycco. Ilustra cómo los soldados hacían cavar pozos a los comuneros a quienes arrojaban, disparaban y enterraban heridos.
Retablo 2. Lirio qaqa, abismo profundo. Los contrasubversivos y paramilitares llevaban a los campesinos hasta el borde del abismo y los arrojaban pero antes violaban a las mujeres.
Retablo 3. Militares, abuso contra las mujeres. Las mujeres fueron violadas y muchas asesinadas. Otras tuvieron hijos de sus violadores.
Retablo 4. Muerte en Yerbabuena. En la comunidad de Yerbabuena, los comuneros se organizan para rechazar a Sendero. Pero Sendero los castiga. Asesinan a 39 campesinos.
Retablo 5. Asesinato de niños en Huertahuaycco. Ante la presencia de las FFAA y los comités de autodefensa, SL obliga a las mujeres a asesinar a sus bebés o ellos mismos los aniquilaban. Temían que sus llantos delataran dónde se escondían los senderistas.
Retablo 6. Picaflorcito. Como los congresistas, periodistas, autoridades de gobierno y el Estado tienen olvidados a los pueblos, los comuneros hicieron un canto con el picaflor que dice que con el avecilla podrían llegar sus reclamos a Palacio de Gobierno.
Retablo 7. No a la tortura. Cuenta cómo miembros del Ejército torturan y asesinan a los presos. El retablo grafica el momento en que un prisionero es degollado ante la mirada de otros detenidos.
Así, un retablo de Jiménez no es imaginación. Es memoria. Memoria con herida viva.


LA GUERRA CON SENDERO LUMINOSO
(MANA QUNQAY ATIY)
Como parte del IV Congreso Nacional de Investigaciones en Antropología, organizado por las universidades Mayor de San Marcos y Católica, se expusieron en el patio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Decana los dibujos del antropólogo y retablista ayacuchano Edilberto Jiménez.Jiménez es autor del libro Chungui: Violencia y Trazos de Memoria. En él plasma el horror de una guerra que no debemos olvidar. Aquí, parte de su trabajo.

No tuvieron compasión
Los comuneros vivían perseguidos como animales del monte. Cuando eran vistos o detenidos, los mataban sin piedad alguna:
"Los militares y los de defensa civil no tenían compasión de nadie. También los senderistas mataban niños y ancianos. Ese día, cuando los militares y los de defensa agarraron a las mujeres, les quitaron a sus hijos y los encerraron en una casa. Primero mataron a las mujeres y luego a todas las criaturas.
Yo mismo encontré a todas las criaturas asesinadas con cuchillo, encerradas en la casa. Todo estaba lleno de sangre y allí encontré a mi hijito que tenía 2 años, parece que le habían ahorcado con una soga".
Lugar: Layampata, comunidad de Putucunay, Chungui.
Fecha: Junio de 1984
Testimonio: C.C.L.

Cuando Sendero llega
"Estábamos tranquilos. Algunos manifestaban que los ricos se iban a acabar.
En 1983, en el mes de diciembre, llegaron a Chungui 30 desconocidos armados, entre mujeres y varones, quienes revisaron todo el pueblo.
Entraron a la escuela conversaron con los profesores y después nos explicaron que los ricos se tenían que terminar y nos hicieron cantar sus canciones. Después reunieron en la plaza a todos los pobladores y les dijeron que iban a botar al gobierno, que los ricos debían terminarse y todos debían ser iguales. Luego dijeron que las autoridades debían renunciar y nombraron a los responsables de su confianza".
Al día siguiente se fueron en dirección al pueblo de Chapi, retornaron después de casi 15 días y asesinaron al presidente de la comunidad Leonidas Roca y al señor Raúl Juárez".
Lugar: Plaza de Chungui.Fecha: 1983Testimonio: D.H.J.

Mi papá no pudo escapar
"A mi mamá la asesinaron en Suyruruyoq en 1986. Desde entonces mi papá y yo vivíamos solos, huyendo de un lugar a otro por temor a los militares y a los ronderos. Yo vi a los ronderos que venían con sus cuchillos y granadas, le dije a mi papá ¡mira están viniendo! y corrí y me escondí detrás de unos arbustos de totora. Mi papá no pudo escapar por la carga que llevaba a cuestas, nuestra ropa y frazadas.
Fue detenido, sus manos atadas y su cuerpo pateado, después su nariz y su cuello fueron cortados. Luego estos hombres de la defensa abandonaron el cuerpo de mi padre cubierto de sangre. Después salí calladito de mi escondite, me acerqué a mi padre y levanté su cabeza, le hablé pensando que estaba vivo, el todavía me miró y luego se murió en mis brazos mientras yo estaba llorando a su ladito".
Lugar: Comunidad de Huallhua, Chungui.
Fecha: Mayo de 1985
Testimonio: V.H.Q.

Los senderistas llegaron a Yerbabuena

"Los miembros del ejército organizaron a los comuneros en los comités de autodefensa civil, para enfrentar a los senderistas. En mayo de 1983, un centenar de terroristas ingresaron al pueblo de Hierbabuena, hacia la media noche, cuando los comuneros dormían reunidos en el local de la escuela. Los senderistas inmediatamente los tomaron prisioneros y los mancornaron, también a las mujeres y a los niños. Los senderistas les increpaban por haber formado la ronda; luego, sacándolos uno por uno, los comuneros fueron entregados a una columna de senderistas que esperaba fuera del local.
Estos los golpeaban y luego los acuchillaban. Murieron varios padres y madres de familia junto con sus hijos. La matanza duró más de cuatro horas, luego en la madrugada los senderistas revisaron y saquearon las casas. Después se retiraron del pueblo imponiendo y nombrando a un comunero como responsable de Sendero".
Lugar: Comunidad de Yerbabuena. Chungui.
Fecha: 12 de mayo de 1984.
Testimonio: R.R.A.

Lirio qaqa, profundo abismo
Lirio qaqa es un abismo tan profundo que es muy difícil ver la parte final. Se encuentra a dos horas del pueblo de Oronqoy. Los miembros de defensa civil llevaron hasta ese lugar a muchos detenidos, en su mayoría mujeres y niños desde los pueblos de Chilihua, Oronqoy y Hierbabuena. Las mujeres eran violadas antes de ser arrojadas al abismo.
"Después de violar a las mujeres llevaron a todos los detenidos a Lirioqaqa y después los empujaron. Después de tres días de este hecho, bajé a buscar el cuerpo de mis familiares, me quedé horrorizado con lo que vi, habían cuerpos destrozados, sus tripas estaban salidas, habían cabezas y brazos por todas partes.
Cuerpecitos de niños totalmente destrozados. La ropa de los muertos también estaba destrozada, algunos restos de ropa estaban en los árboles.
He visto, he llorado y no pude hacer nada".
Lugar: Comunidad de Oronqoy, Chungui.
Fecha: Mayo de 1985
Testimonio: T.B.

Como el día era la noche
Los senderistas asesinaban a las autoridades y luego obligaban, a los comuneros a abandonar sus casas y pertenencias. Desde entonces, toda la gente atemorizada se vieron forzados a vivir en los montes, siguiendo a los senderistas, quienes les decían que si permanecían en sus casas, los militares los matarían. Los comuneros permanecieron viviendo trasladándose de un lugar a otro durante varios años entre 1983 y 1986.Enero de 1985, un grupo de comuneros llega al lugar de Estacayuq para dormir en casa de una señora; ella decidió recibirlos en su casa. Esa madrugada, a las 4, la casa fue rodeada por los sinchis. Estaban pernoctando adultos y niños y empezaron a dispararles:"Los sinchis han matado a toditos asegurando la puerta con una correa, luego dispararon y lanzaron granadas, la gente no pudo escapar. Luego, prendieron luces de bangala, como el día era la noche, y luego quemaron la casa con todos allí dentro".Lugar: Comunidad de Oronqoy, Chungui.Fecha: Enero de 1985Testimonio: M.L. H.

La fosa de Chungui qasa
En marzo de 1984 se instaló la base militar en la capital del distrito de Chungui. Desde entonces los soldados realizaban patrullajes constantes en los diferentes pueblos. Muchos comuneros fueron detenidos siendo sindicados como terroristas y conducidos a la base militar. Muchos detenidos fueron conducidos a sitios solitarios, luego torturados y ejecutados extrajudicialmente:"Yo estaba lavando mi ropa junto al río, entonces vi que los soldados se llevaban al señor Teodosio Vílchez junto a su esposa y a sus hijitos. Teodosio cargaba a uno de sus hijitos, su esposa que estaba gestando caminaba llevando al otro hijito que estaba con ellos. Los soldados eran como cinco, uno de ellos llevaba pico y pala. entonces pensé dentro de mi, seguro que los van a matar, y calladita me quedé. Después me enteré que los habían matado en Chunguiqasa".Lugar: Chungui.Fecha: Enero de 1985Testimonio: F.C.

Sembrando el terror
"Los Llapan Atiq de la Guardia Republicana viniron por el lado de Belén Chapi, llegaron al pueblo de Chupón y estuvieron un tiempo, cometiendo muchos abusos.
Nos reunían, nos hacían agarrar perros y nos obligaban a matarlos. Luego a cada uno de nosotros nos hacían comer sus partes y con su sangre nos bañaban nuestras caras. Todo eso era para no tener miedo a los senderistas, así nos decían. También a los varones nos hacían corretear llevando carne de perro en nuestras bocas".Lugar: Comunidad de Chupón, Chungui.
Fecha: Febrero de 1984
Testimonio: I.J.

Asesinato de niños en Huertahuaycco
"Todo era como para sentir miedo, solo de noche se preparaba la comida, no probábamos sal, vivíamos como cualquier animalito del monte.
Cuando venían los militares los niños tenían que estar calladitos, sin hacer bulla. Pero a veces el hambre, la sed hacía que los niños lloren. Por eso los jefes de los senderistas ordenaron matar a todos los niños de Huertahuaycco, a las mujeres les ordenaron matar a sus hijos, pero después ellos mismos los mataron ahorcándolos con soguillas y también con sus manos les aplastaron sus cuellitos. Las mamás no podían detenerlos porque también les amenzaban con matarlas. Sólo lloraban de miedo, otras se tapaban los ojos, mientras que a sus bebes los mataban".
Lugar: Comunidad de Chapi, Chungui.Fecha: Agosto de 1985Testimonio: R.R. I.















1 comentario:

  1. muy buena recopilación, horrible lo que se hizo con el pueblo

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