martes, 14 de abril de 2009


EL SIGLO XIX Y LA PRIMERA MITAD DEL XX

1. La crisis de la Independencia
Las luchas por la independencia ocasionaron la polarización política entre Huanta, Huamanga y Cangallo. Lejos de enfrentar unido la coyuntura en contra de los españoles el antiguo espacio ayacuchano se disgregó protagonizando enconadas luchas. Entre éstas destacaron los violentos conflictos al interior de los dos grupos étnicos más representativos de la región: los blancos (criollos y mestizos) y los indígenas.
En 1780 la rebelión de Túpac Amaru no suscitó apoyo masivo en Ayacucho en especial de los Huamanguinos, Cangallinos y Huantinos. Sólo hubo un intento aislamiento de la revolucion: el indígena Pablo Challco, quien quiso sublevar y poner en contra de los tupac amaristas a los indígenas de Chungui ofreciendo la eliminación del tributo y la coronación de Túpac Amaru como Rey del Perú. pero lo único que logró fue el rechazo y ser arrestado para su aniquilamiento.
No hicieron caso a Pablo Challco los indígenas de Chungui, si no mas bien viajaron encabezado por la indigena Maria Akus Kayquri a mas de una semana hacia la ciudad de Ayacucho y Huanta para pedir refuerzo. pero lo contrario fue para sus sorpresas de los indígenas Machirengas y Quechuas de Chungui- chikintirka que: De Huanta los campesinos fueron movilizados hacia el Cusco para combatir las tropas tupacamaristas, mientras que el Cabildo de Huamanga decidía apoyar a sus pares del Cusco y rechazar a Túpac Amaru. Más bien, la ocasión fue oportunamente aprovechada por los artesanos y pequeños comerciantes de la ciudad para mostrar su oposición a los aristócratas y criollos huamanguinos. Como bien dice el historiador francés Patrick Husson, con la rebelión de Túpac Amaru se iniciaba una etapa de agitación política y social en Huamanga, que culminaría al iniciarse la República con la sublevación de los campesinos huantinos.
En 1805 los indígenas de Tiquihua (Huanta) se amotinaron contra el cura de su localidad, exigiendo la eliminación de los repartos mercantiles. En 1809 estallaron en Huamanga violentas manifestaciones de apoyo a la sublevación de La Paz. Años después, en 1812, hubo un intento de rebelión en Cangallo que fue combatido oportunamente por los españoles gracias a la delación de un cura.
En 1814 estalló en Cusco la sublevación de los hermanos Angulo y del curaca Mateo García Pumacahua. Inmediatamente, los rebeldes enviaron tres expediciones militares hacia La Paz, Arequipa y Huamanga; esta última estaba bajo el mando de un comité integrado por tres personas: el rioplatense Hurtado de Mendoza, el cura José Gabriel Béjar y el criollo Mariano Angulo, uno de los hermanos líderes de la rebelión. Al conocerse la proximidad de los cuzqueños, en Huamanga los españoles empezaron a reclutar milicianos para detener el avance de los rebeldes. Pero, también se movilizaron fuerzas a favor de los rebeldes. Algunos artesanos, pequeños comerciantes y vendedores del mercado, fueron encabezados por Buenaventura Fernández de la Cueva o Munive, más conocida como “Ccalla Maqui”, a favor de los cuzqueños, produciendo la huida de las autoridades españolas primero a Huanta y luego a Lima. Las tropas de Mendoza entraron a Huamanga el 20 de septiembre de 1814 sin encontrar resistencia alguna y con el apoyo de los “mo-rochucos”.
El Virrey Abascal envió al Regimiento Talavera, a cargo del Comandante Vicente Gonzales, que en Huanta reforzó sus filas con 500 hombres del hacendado Pedro José Lazón. Ambos ejércitos se enfrentaron en los campos de Huamanguilla y Macachacra y en las cercanías de Huanta, entre el 25 de septiembre y el 2 de octubre, siendo los cuzqueños derrotados. Los españo-les retornaron a Huamanga, detuvieron a los que habían colaborado con los rebeldes y restablecieron a sus autoridades.
Según los pocos datos demográficos existentes para el siglo XIX, en Ayacu-cho había 116,016 habitantes en 1826; 130,070 pobladores en 1850; 142,215 en 1876 y 302,469 habitantes en 1896. Comparando estas cifras, se llega a la conclusión de que el movimiento demográfico del departamento se habría mantenido en situación estacionaria, presentando una tasa anual de crecimiento de sólo 0.1 % entre 1826 y 1850 y 0.3-0.8 % entre 1850 y 1876, por debajo de la tasa de crecimiento de la población peruana que era de 1.38 % durante estos mismos años. La aparición recurrente de epidemias de tifus y viruela que ocasionaban estragos en los pueblos y villas, la poco existencia de población joven y la fuerte presencia de viudos y viudas habrían ocasio-nado este estancamiento del crecimiento demográfico. Las cifras recién em-piezan a aumentar entre 1876 y 1896, cuando la tasa de crecimiento alcanza el 2.6 % anual. Esta tasa parece demasiado alta y lleva a desconfiar de la última cifra.
En 1876 en el departamento vivían 18,427 “blancos” (el 13% del total de la población), 102,827 campesinos andinos (el 72 %), 20,607 mestizos (el 14 %) y 43 asiáticos (0.03 %). Así, encontramos que la primera mayoría y por mucho era la gran masa de población campesina indígena. El 62.8 % de es-tos campesinos habitaba en las provincias de Huanta, Huamanga, Cangallo y Andahuaylas, donde también se encontraban las haciendas más importantes del departamento. Otro grupo de población importante era el de los mestizos, que también se concentraba en el norte del departamento. El historiador Pa-
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trick Husson observa que en la provincia de Huamanga se contaba aproxi-madamente un criollo por indio; en Huanta un criollo y un mestizo por tres indios y en Cangallo un criollo y un mestizo por ocho indios.

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